domingo, noviembre 07, 2010

Textos de para comprender la historia de la Iglesia I

 Documento de trabajo aportado por D. Joseé Luis Sánchez Nogales, catedrático de Filosofía de la Religión en la Facultad de Teología de Granada, en una ponencia sobre la confesión islámica:

Algunos cristianos que vivían en Ifriquiyya (Túnez) dependían jerárquicamente del obispo de Cartago, Ciriaco. Pero los que vivían bajo el régimen Hammâní se habían quedado sin obispo propio. El súltán toma entonces la iniciativa de enviar al Papa a uno de los sacerdotes de este grupo para que sea ordenado obispo y pueda servir a su comunidad.

Carta de Gregorio VII, año 1076
Gregorio, obispo, siervo de los siervos de Dios a al-Nasîr, 
rey de la provincia de Mauritania Setifiana, en África

"Tu Nobleza nos ha escrito este mismo año para que Nos consagráramos obispo siguiendo la ley cristiana al sacerdote Servando. Cosa que Nos haremos diligentemente, pues tu petición nos parecía justa y excelente. Por otra parte , nos has enviado presentes y has liberado, por deferencia hacia el Bienaventurado Pedro, Príncipe de los Apóstoles, y por amor a Nos, a los cristianos que estaban cautivos entre tus gentes. Además has prometido liberar a los demás (cristianos) cautivos.
Ha sido sin duda Dios, Creador de todoas las cosas, Dios "sin el que nada bueno podemos hacer" ni pensar, el que ha inspirado en tu corazón esta buena acción, porque Él "ilumina a todo hombre que viene a es te mundo" y ha iluminado tu espíritu en esta ocasión. Dios Todopoderoso, en efecto, "que quiere que todos los hombres se salven" "y ninguno perezca", nada aprecia tanto en cada uno de nosotros como "el amor de prójimo despues del amor a Dios", y la preocipacoón de " no hacer a otro lo que no querríamos que éste nos hiciera"
Por tanto, nosotros y vosortros nos debemos mutuamente esta caridad en mayor medida que la debemos a otros pueblos, porque nosotros reconocemos y confesamos -ciertamente de modo diferente- al Dios Uno, al que alabamos y veneramos todos los días como creador de los siglos y señor de este mundo. Siguiendo la palabra del Apóstol: "Él es nuestra paz, el que de dos pueblos hizo uno".
Asimismo, desde que conocen por Nos la gracia que Dios te ha concedido, muchos nobles de Roma admiran sin reservas tu bondad y tus virtudes y las proclaman. Entre ellos dos familias, Alberico y Cencio, educados junto a Nos casi desde su juventud en el palacio romano, desean ardientemente encontrar un lugar en tu amistad y afecto así como servirte cordialmente de parte nuestra en cuanto se te ofrezca. Ellos te envían de su parte unos hombres por los que sabrás cuán sabio y grande te reconocen y en qué medida desean y pueden servirte. Nos encomendamos estos hombres a tu magnanimidad, para que pongas todo tu esmero, por amor hacia Nos u como correspondencia a la confianza de aquellos a quienes hemos nombrado anteriormente, en darles prueba de esta misma caridad de la Nos desearíamos darte pruebas en todo momento a ti y a todos los tuyos.
Bien sabe Dios cuán sinceramente te amamos por Su gloria y cuánto deseamos tu salvación y tu gloria en la vida presente y en la futura. Son los labios y con el corazón, Nos le pedimos que Él mismo te reciba, tras una larga vida aquí en el mundo, en el seno de la bienaventuranza del santísimo Patriarca Abraham"


Concilio Vaticano II, año 1965

"La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por ello, aprecian además el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limosnas y el ayuno.
Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el Sagrado Concilio exhorta a todos a que, olvidando lo pasado, procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y la libertad para todos los hombres".(Nostra Aetate, 3).

Cuestiones para el trabajo en grupo:
  1. ¿Qué contenidos de fe comunes entre cristianos y musalmanes aparecen en los escritos?
  2. ¿Qué contenidos de fe aparecen en los documentos como diferenciales?
  3. ¿Qué elementos podían definir el "espíritu" de ambos documentos?
  4. ¿Qué posibilidades de encuentro aparecen en uno y otro documento?
  5. ¿Que contenidos centrales habría que trasmitir en clase:
  • Para que emeja un espíritu de mutuo aprecio, entendimiento y colaboración
  • Para que no se confunda la identidad propia de cada una de las dos fes.



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