"Augie era una molestia en clase, replicaba, incomodaba a las chicas. Llamé a su madre. Al día siguiente se abre la puerta de golpe y aparece un hombre de camiseta negra, con músculos de levantador de pesas, que vocifera:
- Eh, Augie, ven acá.
Se oye el suspiro de Augie.
- Te estoy hablando, Augie. como me hagas ir pa'llá, te vas a arrepentir de haber nacido. Ven acá.
- No he hecho nada -gime Augie.
El hombre entra en el aula pesadamente, avanza entre los pupitres hasta el sitio de Augie, levanta a a Augie en vilo, lo lleva hasta la pared, lo golpea contra la pared una y otra vez.
- Te he dicho (bum) que nunca (bum) nunca desobedezcas (bum) a tu profesor. Como me entere que desobedeces a tu profesor (bum) te arranco la condenada cabeza (bum) y te la meto por el culo (bum). ¿Me has oído (bum)?
Eh. Un momento. Ésta es mi aula. Yo soy el profesor. No puedo consentir que la gente irrumpa aquí de esta manera. Supuestamente, aquí mando yo.
- Dispense.
El hombre no me hace caso. Está ocupado golpeando a su hijo contra la pared, con tal fuerza que Augie cuelga inerte entre sus manos.
Tengo que demostrar quién manda en esta aula. La gente no puede entrar aquí sin más y hacer papilla a sus hijos.
- Dispense -repito.
El hombre vuelve a arrastrar a Augie hasta su sitio y se vuelve hacia mí.
- Si le vuelve a desobedecer, oiga usted, lo llevo de aquí a Nueva Jersey a patadas. Lo hemos criado enseñándole a tener respeto.
Se dirige a la clase.
- Este profesor está aquí para enseñaros. Si no atendéis al profesor, no os graduáis. Si no os graduáis, acabaréis en los muelles con un trabajo sin futuro. Si no atendéis al profesor, os estáis haciendo daño a vosotros mismos. ¿Entendéis lo que os digo?
No diecen nada.
- ¿Entendéis lo que os digo, o sois un atajo de pasmarotes? ¿O es que hay aquí algún tipo duro que quiera decir algo?
Dicen que lo entienden, y ningún tipo duro abre la boca.
- Muy bien, profesor, ya puede seguir trabajando.
Al salir da tal portazo que salta polvo de tiza de la pizarra y las ventanas vibran. En el aula se hace un silencio frío, hostil, que significa: "Sabemos que usted llamó al padre de Augie. No nos gustan los profesores que llaman a los padres de la gente".
De nada serviría decir: "Ay, mirad, yo no pedí al padre de Augie que hiciera eso. Sólo hablé con su madre, y creí que hablarían con él y le dirían que se comportase en clase". Es demasiado tarde. He obrado a espaldas suyas, he demostrado que no soy capaz de resolver la situación por mí mismo. No se tiene respeto a los profesores que te mandan al despacho del director o llaman a tus padres. Si no eres capaz de resolverlo tú solo, ni siquiera deberías ser profesor. Deberías buscarte un puesto de barrendero o de basurero."
Extracto de la novela "El profesor" de Frank McCourt, Círculo de Lectores, págs. 111-112
- Eh, Augie, ven acá.
Se oye el suspiro de Augie.
- Te estoy hablando, Augie. como me hagas ir pa'llá, te vas a arrepentir de haber nacido. Ven acá.
- No he hecho nada -gime Augie.
El hombre entra en el aula pesadamente, avanza entre los pupitres hasta el sitio de Augie, levanta a a Augie en vilo, lo lleva hasta la pared, lo golpea contra la pared una y otra vez.
- Te he dicho (bum) que nunca (bum) nunca desobedezcas (bum) a tu profesor. Como me entere que desobedeces a tu profesor (bum) te arranco la condenada cabeza (bum) y te la meto por el culo (bum). ¿Me has oído (bum)?
Eh. Un momento. Ésta es mi aula. Yo soy el profesor. No puedo consentir que la gente irrumpa aquí de esta manera. Supuestamente, aquí mando yo.
- Dispense.
El hombre no me hace caso. Está ocupado golpeando a su hijo contra la pared, con tal fuerza que Augie cuelga inerte entre sus manos.
Tengo que demostrar quién manda en esta aula. La gente no puede entrar aquí sin más y hacer papilla a sus hijos.
- Dispense -repito.
El hombre vuelve a arrastrar a Augie hasta su sitio y se vuelve hacia mí.
- Si le vuelve a desobedecer, oiga usted, lo llevo de aquí a Nueva Jersey a patadas. Lo hemos criado enseñándole a tener respeto.
Se dirige a la clase.
- Este profesor está aquí para enseñaros. Si no atendéis al profesor, no os graduáis. Si no os graduáis, acabaréis en los muelles con un trabajo sin futuro. Si no atendéis al profesor, os estáis haciendo daño a vosotros mismos. ¿Entendéis lo que os digo?
No diecen nada.
- ¿Entendéis lo que os digo, o sois un atajo de pasmarotes? ¿O es que hay aquí algún tipo duro que quiera decir algo?
Dicen que lo entienden, y ningún tipo duro abre la boca.
- Muy bien, profesor, ya puede seguir trabajando.
Al salir da tal portazo que salta polvo de tiza de la pizarra y las ventanas vibran. En el aula se hace un silencio frío, hostil, que significa: "Sabemos que usted llamó al padre de Augie. No nos gustan los profesores que llaman a los padres de la gente".
De nada serviría decir: "Ay, mirad, yo no pedí al padre de Augie que hiciera eso. Sólo hablé con su madre, y creí que hablarían con él y le dirían que se comportase en clase". Es demasiado tarde. He obrado a espaldas suyas, he demostrado que no soy capaz de resolver la situación por mí mismo. No se tiene respeto a los profesores que te mandan al despacho del director o llaman a tus padres. Si no eres capaz de resolverlo tú solo, ni siquiera deberías ser profesor. Deberías buscarte un puesto de barrendero o de basurero."
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